Más Por Ellos es una asociación sin ánimo de lucro creada por jóvenes españoles con el fin de promover empresas sociales y un desarrollo sostenible en el barrio de Kibera (Kenia). Su objetivo es cubrir las necesidades básicas a través de una plataforma de interconexión entre padrinos y apadrinados, e inculcar un desarrollo fruto de la creación de empresas sociales. Una empresa social es aquella que tiene un alto impacto social.

martes, 26 de noviembre de 2013

MWIKALI

‘’Banana, please, banana!’’ Y como casi siempre, sonrío, mirando de reojo y sigo caminando. Parece duro, pero así es como hay que actuar cuando te vienen 20 niños al día a decirte lo mismo. Si pudiese, y si fuese tan fácil la solución, no les compraría un plátano a cada uno, les compraría una plantación. Sigo caminando y siento como el niño me sigue, pero parece que a diferencia de los otros 19 niños de hoy, a este le cuesta mantener mi ritmo. Le miro, esta vez de frente. Por primera vez, la cara de un niño Africano no me dice nada. Su expresión y su mirada están anuladas. La felicidad, la tristeza, la esperanza, la curiosidad de los niños de este continente, en él han desaparecido. Y de repente, me salta a la vista un frasco de cristal que lleva en la mano. Pegamento. Miro a Eric y a Pablo; "Sí, hay muchos así, siempre están por aquí". No me lo puedo creer. Levanto la mirada y tirados encima de montones de basura, apoyados contra paredes, tambaleándose entre los cientos de personas que frecuentan Gikomba market; niños con frascos de cristal, niños sin mirada, sin expresión, niños de nueve, diez, once…años, niños que no tienen nada mejor por lo que vivir que estar solos en la calle buscando el placer del pegamento, niños colocados, drogados, niños que son adictos. Niños.


"Te doy un plátano si me das el frasco", le digo al niño que me sigue con un amago de intentar raspar la superficie de un océano profundísimo. Después de negarse varias veces, decide darme el frasco. Nada más tenerlo en mis manos, me lo intenta quitar con toda su fuerza. Desesperada por no dejar que este niño que parecía tener menos de una década de vida volviese a drogarse, me resisto a que me lo quite mientras le digo "Te doy un plátano, o los que quieras. Comida, pollo, por favor. ¿No lo prefieres a estar esnifando esto?" A lo que me responde: "No". 



Suelto el frasco y él lo agarra fuerte contra su pecho. Eric, Coco y Pablo me están esperando. Me están esperando y aquí yo no tengo nada más que hacer. Me doy media vuelta y con un dolor que hacía mucho tiempo que no sentía, sigo mi camino en busca de telas para llevarme a casa como regalos de Navidad. Eso es lo que voy a hacer.


Más por Ellos empieza a coger forma de una manera increíble en Kenya. Un día de trabajo del equipo de África empieza a las 8am y acaba a las 10pm como mínimo. El terreno ya está medido, los arquitectos trabajando, en el huerto ya crece maíz, lentejas, judías, mango, aguacates, frutas de la pasión…etc., el programa de apadrinamiento ya tiene a casi 90 niños en la lista y el de microcréditos, a tres clientes y a otros dos en camino. Recibimos e-mails de apoyo y de posibles voluntarios a diario y nuestros seguidores crecen sin parar. Esto nos da la fuerza y la ilusión para continuar con esto. Nos da esperanzas de que este sueño se haga realidad. Nos ayuda a confiar en nosotros mismos y en que aunque sea un granito, algo en este mundo estamos cambiando. 

"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota". Madre Teresa de Calcuta 

Necesitaba venir. Necesitaba venir y vivir en primera mano el trabajo de campo. Necesitaba estar riéndome con Rafi, nuestro frutero de abajo, y Eric, mientras se retan a ver quien baila mejor. Necesitaba levantarme por las mañanas y acostarme por las noches feliz. Feliz de ver a Álvaro dedicar sus 24 horas al día a "Ellos" y ver que eso a él le hace feliz. Feliz por ver que Pablo ha decidido que esta será su vida a partir de ahora. Feliz de ver que Eric y un grupo de ‘muzungus’ comparten un mismo sueño. Feliz al ver, como dijo un amigo mío, que las personas con más problemas son las que más fácilmente se deshacen de ellos. 

Pero de la misma forma que yo necesito a África, África nos necesita a nosotros. Porque no todo es tan fácil. Los procesos, las leyes, el dinero, el ser blanco, el ser negro, los errores... Son todos los posibles baches que nos podemos encontrar por el camino. No es fácil tener que decir que no y saber ir poco a poco para hacerlo lo mejor posible. Esos niños de Gikomba market, no se pueden sacar de la calle tan fácilmente. Algunos tienen padres, otros no quieren ayuda, y los que quieren tendrán que pasar por un proceso de registro que puede tardar años. Estos niños necesitan nuestra ayuda como cualquier otro. No saben mejor. No saben que el placer que les da el pegamento se lo puede dar una pelota de fútbol, aprobar un curso escolar o un plato de comida caliente. No lo saben porque nunca lo han tenido. No es fácil saber que ahora mismo no podemos ayudar a estos niños. Pero tengo claro que algún día les sacaremos de la calle y les enseñaremos que pueden ser diferentes a lo que son ahora, que pueden dejar esa adicción y que pueden, y sobre todo, se merecen, tener una vida mejor. Como dice Álvaro siempre, con paciencia y poco a poco se harán más cosas y mucho mejor. Tendré paciencia pues, porque estoy segura de que por muy difícil que sea ayudar a estos niños, los brazos no se cruzan, se estiran y abrazan a los retos y alcanzan las metas. 

Me fui a Kenya con un billete de vuelta para una semana. Ese era el plan. Pero como ya dije una vez en este blog, los planes nunca se cumplen. Me vuelvo ahora porque tengo que acabar la carrera, pero me vuelvo, aún más segura (si cabe la posibilidad) de que mi vida está en África. 

"Dicen que soy héroe, yo, débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos". Gandhi. 

Muchísimas gracias por vuestra ayuda y vuestro apoyo, ¡así las cosas son mucho más fáciles!

Elena

martes, 19 de noviembre de 2013

Los guerreros del bien

Todo comenzó una cálida mañana de África. No recuerdo muy bien por qué decidimos ir a Makuyu. Makuyu aparece en mi vida mucho antes de que yo supiera que existía.


Álvaro, mi amigo, decidió irse a Kenia a hacer un voluntariado. Kenia le enamoró pero tuvo un problema con su orfanato. Mientras pasaban las semanas, el español se iba dando cuenta de que algo raro pasaba, los precios que los voluntarios pagaban por estar allí eran demasiado altos, y los niños no necesitaban tanto dinero. Hizo preguntas a Joffrey, que era la persona encargada del orfanato. A Joffrey no le gustaron sus preguntas así que decidió echarle. Ahí estaba Álvaro, en mitad de un campo africano por culpa de un corrupto que se quedaba con el dinero de los niños huérfanos. 

El equipo:

ERIC CHALO: Keniata de nacimiento, ha sido capaz de escribir para ayudar sus verdades de pobreza. ERICMAN es único.

ÁLVARO MUTUKU: Keniata de corazón, gracias a él la vida de muchas personas va a cambiar a mejor.

PABLO MUTUA: Rastaman al que le gusta cualquier cosa que mejore el mundo. Odia las que lo empeoran.

MARIA FERREIRA: Española que tiene un curriculum impresionante. Licenciada en dramaturgia, María escribe para una página web on-line. Es estudiante de psicología, fundadora de la asociación Karubuni Kenia, trabajadora en el hospital Coptic de Nairobi, y en los ratos libres echa duelos matemáticos con Waldo.

WALDO: Larguirucho, con barba y cara fina. Tiene el síndrome de Asperger, es muy listo para los ordenadores y estudió ingeniera biológica, pero tiene dificultades sociales para relacionarse. 


Waldo era nuestro conductor. Los otros cuatro ocupantes de aquel vehículo alquilado sabían de propios ojos que Joffrey era un corrupto. Yo era el invitado. Nuestra misión fue cambiando en su transcurso…

Habíamos llegado hasta la valla principal por un carretera preciosa que estaba rodeada de un verde intenso como el sol en lo más alto. Tenía una única dirección. Aparcamos y Eric se quedó en el coche.

Una vez dentro, la labor fue preguntar y grabar. Desde el primer momento, Joffrey se dio cuenta de que la go pro era una cámara y los falsos intentos de Waldo intentando explicar que era un cargador para la cámara, y que la auténtica estaba dentro, fueron ignorados. Cosas de Waldo… Apareció su mujer y yo me di cuenta de que las cosas estaban empezando a pasarse al lado de la alteración. Nos echó como había echado con mis compañeros tres años atrás. 

Y una vez fuera de la verja principal se volvió loco. Waldo seguía grabando la situación mientras nosotros, indignados, hablábamos a la cámara para recordar las sensaciones. Joffrey decidió cogerla y meterla por la fuerza dentro del coche que estaba a escasos 5 metros con el morro mirando y Eric en la parte de atrás. No pusimos demasiadas objeciones en este sentido pero cambiamos de opinión cuando se negaba a dejarnos subir al coche. 

A la voz de “ ¿Joffrey, quieres que te pegue?” Álvaro le empujó más fuerte de lo normal y cayó encima de unas rocas más grandes que una mano. Y, ya armado, vino a la parte delantera a quitarnos las llaves. Waldo forcejeaba con él mientras todos esperábamos que arrancase. Joffrey se quedó sin piedra, y fue en ese momento cuando Álvaro y yo salimos del coche para aprovechar la grieta en su defensa. Joffrey, mientras tanto, gritaba a su “soldier” que sacara la pistola. 

Con Joffrey neutralizado, corrimos al coche atemorizados por el posible disparo, mientras nuestro escudo de la suerte nos protegía y desviaba todas las piedras que Joffrey nos lanzaba. Nos metimos corriendo y con el ruido del motor que nos sacaría de la posible muerte encendido, asistimos en primera fila a “cómo Joffrey rompía nuestra Luna”. Fueron varias las pedradas que nuestra luna delantera recibió pero consiguió resistir lo suficiente para no caerse.

Foto de cómo quedó la luna tras las pedradas de Joffrey.

MARCHA ATRÁS!!!
Y fuimos marcha al seto. Con el coche calado y Joffrey acercándose con ganas de terminar la obra empezada, el pánico era el dueño del coche y los gritos de WALDO ARRANCA YA! cortaban el silencio. Arrancó y no frenó. El conductor, con una increíble serenidad en la cara, quería atropellar a Joffrey y solucionar el problema para siempre. Pero consiguió oírse a sí mismo, estoy seguro que sus pensamientos gritaban más que nosotros, y frenó. Marcha atrás, conseguimos salir de la carretera y decidimos con gritos de júbilo que debíamos ir a la policía…

Pensamos que no era buena idea ir a la policía de Makuyu porque Joffrey podía tener amigos dentro así que decidimos ir a Nairobi. Tras una larga espera en la comisaria, conseguimos que nos escucharan, pero nos dijeron que fuéramos a la comisaría más cercana a Makuyu y que les contáramos allí todo. Decían que si esperábamos a mañana sería más difícil detenerle así que, tras otras dos horas de vuelta, llegamos a una comisaria atendida por una señora que no nos hace caso, otra se queja de que acusemos de corrupción a la comisaría de Makuyu, otro viene nos entiende y nos escucha pero no cree que haya que hacerlo hoy. Y apareció el jefe, quién mirando el móvil intentaba comprender nuestra historia sin ser capaz de escuchar por estar borracho. Íbamos a irnos pero la misma señora que se quejaba de nuestras acusaciones de corrupción nos pidió 60 euros para acompañarnos a esa comisaria. Nos fuimos y dormimos en nuestra cama. Waldo y yo discutimos las 3 horas de vuelta sobre religión. 

Dos banderas ondeaban en el fondo de la habitación que ofrecía las vistas del Nairobi rico. La cónsul española muy educada e inteligente ella, nos dio su opinión. Que dejáramos la justicia en España y la verdad en nosotros. Ella utilizó otras palabras

Esta ha sido la primera historia de los GUERREROS DEL BIEN. En este capítulo, el MAL ha conseguido salir victorioso, pero se han reunido algunos de los mejores GUERREROS DEL BIEN y están viendo la mejor manera de derrotarle.

Ha habido rumores de que el BIEN está empezando a salir de la gente y que estamos reclutando GUERREROS para el combate. Yo confío

"Volvemos a la batalla", dice mi padre en la cocina después de desayunar... 

Pablo Pérez de Miguel



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martes, 12 de noviembre de 2013

Aterrizaje en Kibera

“La felicidad es interior, no exterior; por tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.”


He creído conveniente comenzar mi relato con esta frase, ya que este sentimiento invade mi cabeza y corazón con más fuerza cada día. A lo largo de los años, he cometido múltiples errores que me han llevado a sufrir y hacer sufrir, cuando mi mayor sufrimiento era la falta de felicidad. Tenerlo todo no es ser feliz, sólo sientes esa felicidad en las pequeñas cosas.

Mi primer día paseando por las calles de Kibera abrieron una brecha en mi corazón al ver la tremenda pobreza con la que viven estas personas que, sin importarles su situación, sólo luchan por salir adelante cada día, siempre manteniendo una sonrisa envidiable. Me han abierto las puertas de su cultura, de su vida, incluso de su casa (al dormir en un pequeño cuarto construido con adobe al que llaman casa). Ofrecerme un plato de comida tan simple como el llamado "MATOKE" (plátano, patatas, tomate y cebolla) que para ellos es un lujo y que tan solo cuesta 1 euro, es un gesto tremendamente amable y bondadoso que es imposible no valorar. Es curioso descubrir que las personas que menos tienen son las más generosas. Sin tener nada, me han dado mucho más de lo que nunca me dará nadie. 

También es alucinante ver como se meten entre pequeños ríos de heces o entre montañas de basura que deben pesar toneladas, para buscar a diario cualquier cosa que les pueda proporcionar unas monedas. Tornillos, clavos oxidados, trozos de plástico o incluso zapatos rotos les sirven para venderlos en la calle. Saber que los niños optan por esnifar pegamento para eludir el hambre que tienen a diario al ser mas económico que un simple plato de arroz, te encoge el corazón. Viven bajo unas condiciones inhumanas y mientras, en remotos lugares del mapa, otras personas brindan con champán que solo la copa daría de comer a una familia entera, triste pero cierto.

Esto me hace dar cada día gracias a Dios por el privilegio de familia en la que he sido creado y sobre todo, de los lujos de los que he dispuesto, pero he de decir, que siempre bajo una educación de solidaridad y respeto al prójimo, puesto que somos privilegiados de tener lo que tenemos.

Para ayudar a estas personas no es necesario venir aquí y ver dicho sufrimiento en persona. Lo que es necesario es que TODOS seamos conscientes de esta situación, y que TODOS aportemos nuestro granito de arena para erradicar este castigo humano. Si lo piensas, cualquiera de nosotros podríamos haber estado viviendo en esta situación.

A ojos cerrados todo ser humano es igual en cuerpo, hagamos que también tengan un mínimo de dignidad al poder comer y vivir como personas.

Coco Díaz Merlo


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martes, 5 de noviembre de 2013

TAKE A WALK ON THE WILD SIDE

La reciente muerte de Lou Reed me ha llevado a volver a escuchar alguna de sus canciones más famosas entre las que sin duda está la clásica  Walk on the wild side y como muchas veces pasa, las canciones nos inspiran a pensar y a tomar conciencia de lo que está pasando.


                                               


Desde que Más Por Ellos comenzó a andar hace ya unos cuantos meses le he dado muchas vueltas al paso que decidimos tomar aquellos amigos en la terraza de Álvaro tomando unas cervezas. Ese paso era algo así como nuestro particular walk on the wild side. Cuando empezamos a trabajar en todo lo que se está convirtiendo Más Por Ellos sentíamos esa inocencia del que empieza y esos nervios de si verdaderamente estábamos haciendo las cosas bien. El trabajo ha dado sus frutos y poco a poco avanzamos hacia lo que esperamos que sea Más Por Ellos. 

Pero y aunque acabamos de empezar, creo que de vez en cuando conviene mirar atrás y valorar ese camino que hace tiempo decidimos tomar y que no era otro más que el nuestro propio, que poco a poco hemos ido recorriendo hasta llegar a dónde estamos hoy. Ese paso supuso tomar la decisión de tomar un walk on the wild side, entendido como lo desconocido, lo nuevo y sobretodo entendido ese walk on the wild side como el momento de comenzar a recorrer la senda que nos marcan nuestros sueños. Cuando hoy miro el caminito que hemos hecho valoro mucho el esfuerzo realizado por todos los miembros del equipo, las discusiones, los debates, las horas robadas al sueño, a los amigos, a los/as novios/as pero sobretodo valoro el camino que otros han hecho ya. Otros que en su día decidieron también recorrer su propio walk on the wild side y que hoy en día pueden mirar atrás viendo la senda recorrida y la huella que han ido dejando a su paso.

Más Por Ellos es apenas un embrión que esta comenzando a desarrollarse, pero tiene la suerte de estar recorriendo su propio camino salvaje. Ello nos llevará muchas veces a lugares complicados y difíciles de sortear pero ello también nos hará más libres y nos hará disfrutar más del camino que recorramos, que no será mejor ni peor que otros, será simplemente el nuestro.

Porque al fin y al cabo en esta vida todos queremos salirnos de nuestro área de confort y tomar ese walk on the wild side y nosotros que lo hemos hecho podemos decir que sin duda ha sido una gran decisión. Porque en el mundo hay muchos caminos que llevan a lugares preciosos, pero son caminos que ya están muy pisados y en los que hay mucho tráfico. Lo realmente interesante, no es llegar al lugar sino el camino que te ha llevado hasta él porque de ello dependerá tu valoración de la meta

Más Por Ellos decidió en Febrero de este año dar un paso a un lado y comenzar su propio walk on the wild side.

Así que homenajeando a Lou Reed os invitamos también a todos vosotros a que toméis vuestro propio walk on the wild side, porque lo importante es el camino.