Más Por Ellos es una asociación sin ánimo de lucro creada por jóvenes españoles con el fin de promover empresas sociales y un desarrollo sostenible en el barrio de Kibera (Kenia). Su objetivo es cubrir las necesidades básicas a través de una plataforma de interconexión entre padrinos y apadrinados, e inculcar un desarrollo fruto de la creación de empresas sociales. Una empresa social es aquella que tiene un alto impacto social.

lunes, 29 de julio de 2013

La historia de Más Por Ellos

Queremos compartir con vosotros esta carta que hemos recibido de un muy buen amigo y que explica mejor que nadie cómo nació este proyecto.


"No os engañéis. Más Por Ellos no es una ONG, ni una empresa social. Más por Ellos es una historia. Una historia de intuición, voluntad, valentía y trabajo en equipo. Una historia de cómo conseguir que un sueño se convierta en una realidad.

"Los sueños crean tu vida, y sólo vives si consigues tus sueños."

Nunca olvidaré el día en que Álvaro Pérez Pla, hace años ya, me contó durante una noche de verano que en septiembre se embarcaba en una aventura por Kenia. Pretendía irse seis meses totalmente sólo a ayudar a huérfanos africanos, y a otros voluntarios a construir un colegio, un orfanato cualquier otra cosa que pudiera mejorar sus vidas.
"Se ha vuelto loco", pensé inmediatamente.

Poco duró ese pensamiento en mi cabeza, casi tan poco como la credibilidad que le di a sus palabras. Su plan sonaba como a simple locura transitoria, probablemente provocada por la conjugación de la resaca, el calor del poniente mediterráneo, de un partido de futbol a las 6 de la tarde y de dos o tres copas más esa noche. Estas variables conferían, creía yo, más bien poca confianza y seriedad a la conversación que manteníamos.

Parece que no le conocía. Apenas un mes después quedamos todos a cenar en un italiano para despedir a nuestro amigo.
Al ver que iba en serio, intenté convencerle de que olvidara la locura que pretendía llevar a cabo. Probé a explicarle lo absurdo que era dejar la carrera durante un semestre de lado cuando había llegado a su ecuador, la locura que era irse sólo a Kenia a ayudar a niños y jugarse su integridad física y mental por los demás. La locura de no salir un jueves por Madrid, o de no poder ir a Baqueira a esquiar en Navidades.

Todo ello era algo inconcebible para mí, acostumbrado a la seguridad que mi sofá me proporcionaba.
Por supuesto nunca conseguí convencerle. Y menos mal que no lo hice.
 
A su vuelta algo en él había cambiado. Lo que ahí vivió hubiera hecho que cualquier otra persona jamás volviera al Continente Negro. Lo que a cualquiera le hubiera calmado sus ansias de ayudar a los huérfanos de Kenia, Álvaro lo vio como una necesidad de volver. Fue la razón que cambió su vida y su forma de ver la realidad. África se había convertido en su destino.
 
Esta es sólo una historia de las muchas que cambiaron la vida de los fundadores de Mas por Ellos. Jóvenes valientes, enormemente preparados y con un futuro prometedor, que han decidido dar la espalda a los dogmas de esta sociedad y crear una verdadera empresa social, apostando por cambiar el mundo. Aunque sea, su mundo.

¿Locos o héroes?, para mí son lo segundo.
Héroes porque han demostrado que con Más por Ellos están cumpliendo un sueño.

No me cabe duda alguna que conseguiréis lo que os propongáis siempre y cuando mantengáis el espíritu. Seguid luchando por conseguir vuestros sueños, y estos se harán realidad.

Gracias por esta lección de humildad, perseverancia, y trabajo en equipo. Una lección que no ha hecho nada más que empezar.
Y recordad, "los sueños crean tu vida, y sólo vives si consigues tus sueños"

Os deseo mucha suerte."


Queremos dar las gracias a todas las personas que nos están apoyando para que Más Por Ellos llegue a ser lo que tenemos en nuestra cabeza!




SI QUIERES SEGUIR LA ESTANCIA DE ÁLVARO EN KENIA AL MOMENTO, SÍGUENOS EN FACEBOOK (Más Por Ellos), INSTAGRAM (@masporellosY EN TWITTER (@masporellos).

viernes, 26 de julio de 2013

KARIBUNI - Welcome

No sé muy bien cómo expresar con palabras todo lo que se me viene a la cabeza y las impresiones que me ha provocado lo poco que he visto. Cuando aterricé en Nairobi (parece que ya llevo aquí una semana), me recogieron en el aeropuerto Álvaro y Eric y cogimos un taxi hacia el apartamento. Según nos íbamos alejando del aeropuerto y adentrando más en la ciudad, me empezaban a faltar ojos para todo lo que quería ver. Simplemente es un panorama que no se puede expresar con palabras; hay que verlo. Empezaba a aparecer gente andando al borde de la carretera, yendo a trabajar, me explicaban; puestos de sofás y somieres al borde de la carretera, un señor tirando de una especie de carretilla por un carril de la carretera como un vehículo más. Vehículos y conducción, es otra historia en Nairobi y en Kenia.


Tras dejar la maleta en el pequeño apartamento del barrio de Umoya, que comparto con Álvaro y Eric, nos dimos un paseo por el barrio buscando dónde comprar un aguacate. Para mi asombro me encontré en un seguro barrio de la capital, con calles sin asfaltar, bastante basura, y gallinas y pavos que se enfandan si les haces fotos. Hay gente encantadora que nos saluda por la calle: “Muzungu! How are you?”, con una sonrisa dibujada en la cara.

Por la tarde fuimos a Kibera, el barrio slum más grande de África. Aquí sí que me quedo sin palabras. No se si por inocente, virgen de África o por persona con unas necesidades básicas más que cubiertas, pero me quedé en estado de shock. Mirar a lo lejos y ver un mar de tejados naranjas de un metal ondulado, calles por supuesto sin asfaltar y todo lo contrario a llanas, llenas de basura, metales, plásticos; una especie de zanjas a un lado de la calle por las que discurre un líquido que no se qué es pero me lo imagino, cabras y gallinas que comen toda esta mierda andando por las calles al lado de la gente es algo que, aunque me lo hubiesen contado, no me podía imaginar.


Esperamos a que nos atiendan en el colegio donde Lisha Mtoto colabora para escolarizar niños. En la puerta, vemos a cinco niños que jugaban en una carretilla. Una niña de unos dos años que iba descalza por Kibera, y otro tenía una llave en la boca y jugaba a chuperretearla; todo esto en un país con un 20% de SIDA . Luego veías varios colegios, comercios tipo peluquerías, puestos de fruta, puestos para arreglar móviles etc y gente que parece feliz, todo esto en un panorama que a mí no me entraba en la cabeza. Realmente hace falta ayuda. Yo misma antes de venir aquí no sabía muy bien hasta qué punto era necesario educar con lo que yo entendía que era un sistema educativo europeo u occidental a esta gente que tiene otra cultura totalmente diferente.

Más tarde estuve hablando con Eric y Álvaro sobre esto y concluí que construir colegios y conseguir que los niños reciban una educación no consiste en imponer una enseñanza que quizás viene de Europa, sino de enseñar a pensar y dar las herramientas para decidir. Eric decía “en el cole estudias el teorema de Pitágoras, pero en Kenia nunca nadie se ha inventado un teorema, sólo se estudian los de otros”. Nuestra respuesta inmediata y lógica fue que en España también te tienes que estudiar de memorieta el teorema de Pitágoras, pero cuando eres mayor y has recibido una educación secundaria y universitaria y decides que quieres hacer una tesis sobre geometría, te pones a ello y tal vez también descubras tu propio teorema.

El problema de Kenia es que la educación primaria es gratuita (en los colegios públicos, pues hay muchos otros colegios como éste de Kibera en que hay que pagar lo necesario para cubrir la manutención del centro y el personal, comida de los niños etc); hasta ahí bien. Pero la educación secundaria no es gratuita en ningún caso, y mucha gente no puede pagarla ni tiene un colegio de secundaria cerca al que poder ir. Y ya ni hablar de la Universidad, a la que sólo asisten becados los muy buenos estudiantes. Por eso parece (es un poco la impresión que me ha dado con lo que me han ido contando) que aquí la gente tiene interiorizado que hay que ir al cole de primaria, pero una vez terminado, como para la secundaria hay más problema, no se estudia, se trabaja en lo que toque para ayudar en casa. Por eso es una empresa china la que ha venido a diseñar, y sus trabajadores a construir, la única autopista que hay en Kenia.

Es una cultura muy peculiar, con contradicciones muy curiosas. Se respira un ambiente que no sé describir; como muy “pancho”. La gente está tranquila y no tiene prisa, creo que eso es parte del encanto que tiene y que te hace estar tan a gusto. Por ejemplo, vamos andando para coger un matatu porque tenemos que llegar a algún sitio, y en el camino nos paramos tranquilamente a hablar con Mr. Joel, un señor que trae madera del Congo y hace camas de forma completamente manual. Le saludamos con un apretón de manos en su taller al borde de la carretera y nos cuenta cómo le va el negocio, Álvaro le pregunta un poco por precios, tiempos de producción y demás detalles con los que se va quedando con vistas a amueblar el futuro orfanato. Después de hablar un rato, seguimos nuestro camino. Así funcionan las cosas aquí.

Os seguiré contando mis impresiones de Kenia pero, de momento, tengo que decir que estoy encantada de poder ayudar a hacer crecer Más Por Ellos.

Bea Martínez Torres

Es la primera voluntaria de Más Por Ellos. Está ayudando a Álvaro a montar nuestra delegación en Kenia. "Los sueños serán sólo sueños hasta que te decidas y trabajes para hacerlos realidad." (Anónimo)




SI QUIERES SEGUIR LA ESTANCIA DE ÁLVARO EN KENIA AL MOMENTO, SÍGUENOS EN FACEBOOK (Más Por Ellos), INSTAGRAM (@masporellosY EN TWITTER (@masporellos).


miércoles, 24 de julio de 2013

DE VUELTA EN KENIA



Palabras escritas por Álvaro en 2009

¿Quién lo hubiese dicho? Tres años después, vuelvo a Kenia con la idea de cumplir un sueño. Estoy sobrevolando el Valle del Rift, son las 05.10 de la mañana, 04.10 en España. Estoy feliz, emocionado, con muy pocos nervios! Todo está saliendo a la perfección, y aunque sé que me esperan momentos duros, por ahora toca disfrutar y aprender de este gran momento.

Emprender algo ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Siento que todo lo que he esperado, aprendiendo y formándome, y todo lo que soy, ahora sirve de algo. Sirve para crear oportunidades de las que se van a beneficiar muchas otras personas.

A menudo escuchamos la típica frase “La vida son dos días”. Sin embargo, yo diría que la vida son dos días si pierdes el tiempo. Si estás ocupado haciendo algo que sientes tuyo, en lo que verdaderamente crees, y con lo que has soñado durante mucho tiempo, todos los días son nuevas oportunidades para ser mejor que ayer, para avanzar con respecto al día anterior y de lograr cosas que te reportan mucho más, ya que logras un objetivo que te has marcado tú mismo, y que te has puesto ese objetivo sacando tus propias conclusiones, poniendo la vida en ello.

Por eso he venido a Kenia, para cumplir un sueño. Vamos a comprar un terreno y nos volveremos al final del verano con un trozo del trabajo realizado. Vamos a investigar los costes de construcción y costes de mantenimiento del proyecto, hasta el último shilling.
Empieza la aventura!

Álvaro.


SI QUIERES SEGUIR LA ESTANCIA DE ÁLVARO EN KENIA AL MOMENTO, SÍGUENOS EN FACEBOOK (Más Por Ellos), INSTAGRAM (@masporellosY EN TWITTER (@masporellos).


"Si quieres triunfar, no te quedes mirando la escalera. Empieza a subir, escalón por escalón, hasta que llegues arriba." (Anónimo)

sábado, 13 de julio de 2013

¿Qué es Más Por Ellos? (1)

Nuestra primera idea fue conectar a padrinos con apadrinados, para hacer que las donaciones no sólo fuesen más transparentes sino que reportasen una experiencia de la cual se beneficiasen ambas partes. Después nos dimos cuenta de que nos quedábamos cortos: Por mucho que nos diferenciásemos en que vamos a tener una plataforma que sirva de punto de encuentro entre los donantes y las personas que se beneficiarán de ese gesto, no lograríamos paliar el problema que tienen tanto las ONG como las personas que reciban nuestras donaciones.

Nos encontramos por lo tanto con dos problemas:

- Por un lado está el problema de la transparencia. Mucho dinero se queda en el camino, pagando sueldos de los trabajadores de la ONG, por ejemplo. Nosotros proponemos un sistema que asegure que los cien céntimos del euro entregado por nuestros padrinos llegue íntegramente a su apadrinado.

- Por otro lado, las donaciones crean una dependencia financiera y no solucionan el problema de raíz. Imaginaros un país en el que el gobierno da lo mínimo necesario para sobrevivir y no procura que la población obtenga una educación que les permita ser autosuficientes. En nuestra opinión, las ONGs toman la función de este tipo de gobiernos, atacando el problema aparente aportando lo mínimo para que los africanos tengan de qué vivir pero olvidando el problema de fondo, la falta de educación y de herramientas que hagan posible su propio crecimiento, que son los pilares fundamentales para crear un desarrollo sostenible.
 
Sin embargo, no hay que olvidar que las personas que reciben estas donaciones están recibiendo la oportunidad de tener una educación, una alimentación sana e incluso tener dónde dormir. La clave está en aprovechar esta gran mejora en su calidad de vida para romper los círculos viciosos y crear un desarrollo sostenible, transparente y que respete ante todo el protagonismo de los integrantes de la comunidad en el desarrollo de la misma. Las ONG tienen que aportar los conocimientos, y crear la inquietud para crear y hacer crecer negocios nuevos que se salgan de lo meramente estimulado, a su vez ayudando al crecimiento y el desarrollo de su país.
 
Nuestra idea ha derivado en una mezcla entre ONG y el concepto de empresas sociales, un fenómeno que ha surgido recientemente y que explicaremos más detalladamente en otra entrada del blog. Queremos hacer una ONG diferente, que sea sostenible por sí misma, y que se base en la certeza de que cada euro donado llegue a la causa para la que se donó. Queremos crear un clima de desarrollo en Kibera, facilitando el emprendimiento social, e involucrándonos en la formación y educación de los miembros de la comunidad. Queremos dar la oportunidad de educarse, crecer y tener curiosidad a una generación que llevará las riendas de la economía de su país en unos años. Queremos hacerles ver que no tienen que conformarse y que pueden aspirar a mucho más. Queremos que seáis capaces de ver el cambio que realiza vuestra ayuda en la vida de estas personas, porque llevarnos solo nosotros ese placer sería injusto. Nosotros proponemos un modelo inclusivo que ayude a los grupos en riesgo de exclusión a crecer y desarrollar su comunidad, y que esto a su vez reporte una experiencia transparente y real a aquellas personas que decidan hacer MÁS POR ELLOS.



SI QUIERES SEGUIR LA ESTANCIA DE ÁLVARO EN KENIA AL MOMENTO, SÍGUENOS EN FACEBOOK (Más Por Ellos), INSTAGRAM (@masporellosY EN TWITTER (@masporellos).

lunes, 8 de julio de 2013

KIBERA

En nubio, Kibera significa bosque, jungla. Solo superado por las favelas de Rio de Janeiro o el barrio de Dharavi de Bombay, pero con unos indices de pobreza más chocantes, Kibera es el barrio slum más grande de África. En el viven más de un millón de personas, en unas condiciones de higiene pésimas. Tan solo el 1% de las casas están hechas con materiales a los que nosotros estamos acotumbrados, como el ladrillo o la piedra. Aqui tenéis un video que merece la pena que veáis:

jueves, 4 de julio de 2013

DEVOLVER LO RECIBIDO

Para aquellos que no me conozcáis, soy Nacho Sáenz. Me licencié en ADE bilingüe por CUNEF el pasado septiembre. Como casi todo recién licenciado, debido al actual momento, lo de encontrar un trabajo se antojaba difícil. Pero tuve la suerte de empezar a trabajar en Excom, una empresa desde la que nos dedicábamos a llevar internet a zonas rurales. Mientras tanto, la curiosidad de emprender me pudo, lanzándome a montar con tres amigos SAGA CAZA. La idea de esta iniciativa era acercar más la caza a los jóvenes, abaratando los costes; haciéndonos así un hueco en este difícil mercado. Desde hace unos días trabajo en Salesforce, una empresa americana que vende software en la nube para empresas.

lunes, 1 de julio de 2013

NUNCA ESTUVE EN AFRICA

Mi primera experiencia en trabajo social fue actividad extraescolar obligatoria. Consistia en ir a cuidar y ayudar con lo deberes a niños que se encontraban en situación de riesgo de exclusión social. Esta actividad fue una experiencia muy enriquecedora, pero me quedé con la espina clavada de no haber podido dar más perspectiva a esos chavales, debido a mi corta experiencia. Poco podía imaginar que de esa experiencia seguirían muchas otras en ONG en diferentes países, hasta llegar a este punto; Más Por Ellos.

Poco a poco he aprendido cómo funcionan estas organizaciones; el sentir de la satisfacción personal que te proporcionan. Pero si tuviese que elegir algo, me quedaría con la gente que conoces en este tipo de proyectos: personas que te enseñan a valorar lo que verdaderamente importa. Sí, esto es lo que me ha hecho escribir estas palabras. Es difícil contar o resumir todas estas experiencias, pero me quedaría con una que de verdad me hizo querer hacer de estas actividades una parte de mi vida.

Ocurrió el año pasado, en Brasil, donde me encontraba estudiando arquitectura con otros tres amigos. Allí, siempre que podíamos, nos escapábamos de viaje. Cogíamos la mochila y a la aventura. En medio de estos viajes tuvimos la suerte de encontrar una organización:. Un teto para meu pais (Un techo para mi país). Esta ONG se dedica a proveer viviendas modulares a familias desamparadas en lugares marginales de Sudamérica. En Brasil actúan en diferentes favelas, y la idea de conocer una favela desde dentro me atrajo enseguida. No dude en apuntarme a colaborar.

Partimos desde Sao Paulo hacia Guarulhos, un colonia rodeada por diferentes favelas. Nos instalamos en uno de los colegios de la comunidad, el recibimiento de la gente fue inmejorable. El plan consistía en vivir ahí unos días y colaborar en la construcción de estas casas. La experiencia no pudo ser mejor, y de ella saqué muchísimas cosas positivas. El primer día nos presentaron a las diferentes familias que ayudaríamos. Esto fue muy de agradecer, ya que nos acercó a los habitantes de la favela y pudimos ver como, emocionados, nos agradecían la labor que íbamos a realizar. Les íbamos a construir una casa, pero sobre todo, un hogar. Esta emoción por su parte nos dio, si cabe, más fuerza y ganas para ponernos manos a la obra.

Durante los días siguientes trabajamos codo con codo con distintos miembros de la favela. El cooperativismo de su comunidad me dejo más que sorprendido, cuando diferentes vecinos venían a ayudar en sus ratos libres. ¿Cómo personas que no tienen nada pueden ofrecer su ayuda y su tiempo, mientras gente que lo tiene todo, y que por lo tanto ayudar les debería costar menos, no lo hacen?
 
Sin embargo no todo fue trabajo, también tuvimos tiempo para conversar y descansar con los vecinos. Cada día nos invitaban a comer a alguna casa, donde conversábamos y conocíamos las costumbres de una comunidad tan dañada. Fue una experiencia inolvidable.

Conozco a Álvaro desde mi infancia, y siempre hablamos de todas nuestras ideas y formas de ver la vida… Lo comentábamos muy a menudo; algún día montaríamos algo juntos, pero nunca se nos pasó por la cabeza montar algo tan bonito. Nos embarcamos en otro proyecto, y digo otro porque ya habíamos tanteado el mundo del emprendimiento, con una empresa de eventos que no llegó a despegar

El proyecto de Más Por Ellos me enamoró desde el primer momento, y no tardé ni dos minutos (literalmente) en decidirme a formar parte del proyecto. Empezamos a dar los primeros pasos y construímos un equipo fuerte, comprometido, y que de verdad sintiese el proyecto y lo defendiese. Comenzamos a pulir la idea, cómo hacerlo sostenible, qué parte de innovación tecnológica tendría, cómo funcionaria… Para contrastar con profesionales del sector ajenos a nuestra organización, y que nos dijesen sin pelos en la lengua las carencias del proyecto, nos presentamos a distintos concursos de emprendimiento. Así es como hemos ido mejorándo día a día hasta llegar a este punto...¡Y lo que queda! No me interpretéis mal, ese "y lo que queda" son puras ganas e ilusión, y por qué no confesarlo, algo de vértigo en determinados momentos. Pero para paliar estos breves instantes de pánico, estáis vosotros, quienes desde fuera, confiáis en el proyecto y nos apoyáis. ¡Gracias!

Nunca estuve en África, y por fin este agosto, en un mes, lo voy a conocer. Ya os iremos contando desde ahí, pero el plan es utilizar ese tiempo para comprar el terreno, en el que en enero construiremos un orfanato para 60 niños, y un colegio para un total de 180 alumnos. Nunca estuve en África, pero cada persona que ha estado me ha contado cómo te enamoras, cómo tiene algo diferente de todo lo que conoces, algo mágico. Nunca estuve en África pero ¡¡nos vamos ya!!

 Mesos



SÍGUENOS TAMBIÉN EN FACEBOOK (Más Por Ellos), INSTAGRAM (@masporellosY EN TWITTER (@masporellos).