La muerte de Nelson Mandela no significó para mi nada más
especial que la de cualquier otra gran persona cuyo legado sobrevive a su
propia existencia. La gran labor que Mandela realizó por su pueblo y por los
Derechos Humanos es evidente pero África y 1992 son dos entes
demasiado lejanos en la distancia y el tiempo como para que el conjunto de
Mandela, apartheid, sufragio universal o Premio Nobel supongan algo especialmente
relevante para mi. Aún así, supongo que como muchos, estos días he leído
numerosos artículos y obituarios sobre la gran figura de la política africana
de este último siglo.
De entre todos los datos y obras de su vida que los
periódicos destacaron, lo que más me llamó la atención fueron sus más de 25
años de cárcel, pero sobre todo, la entereza con que los soportó. Mandela entendía
la existencia como un todo, en la que las individualidades son posibles en
tanto en cuanto al conjunto y, consecuentemente, la meta última es el bien común;
algo así como que cada uno es por y para la comunidad. Esta filosofía de vida, perfectamente encarnada por Mandela, recibe el
nombre de Ubuntu.
Durante estos meses he seguido el progreso del equipo de Más
Por Ellos. Poco a poco he visto como el esbozo inicial ha pasado a ser más que
una simple ONG, o si acaso, una más cercana, con mucha buena energía que
transmitir. Personalmente, creo que la buena sensación que irradia Más Por
Ellos es lo que convierte a este proyecto en algo más cercano. En cualquier
caso, sus objetivos –fundamentados en la
consecución del bien colectivo– y la forma que tienen de orientarlos, me
recuerdan, en cierto modo, a Mandela y su Ubuntu.
Tal y como presentan el plan de trabajo en Kenia, no solo ganan los sujetos directamente
beneficiados por los microcréditos que Más Por Ellos puede otorgar, también lo hace la comunidad en que se
desarrolla dicho negocio: como el costurero que, gracias a su nueva máquina de
coser, ha podido crear varias prendas para que los de Mas Por Ellos las vendan
durante las navidades en mercadillos benéficos y así poder reinvertir los
beneficios en nuevos proyectos sociales en Kibera; o como el granjero que ha
recibido un microcrédito para su negocio de cría de cerdos y que devolverá en
especie para el provecho del futuro colegio a las afueras de Kenia. Casos como
estos suponen ejemplos del éxito profesional de los que trabajan en Mas Por
Ellos, además de una gran satisfacción para todos aquellos involucrados en el
proyecto.
Y les envidio porque están viviendo su sueño, un sueño que comparten con muchas otras personas que sienten la necesidad de dedicar su vida a hacer el bien común. Saben que son una gota en el océano y que se van a encontrar muchas montañas en el camino. Como decia Mandela:
Más o menos esta es la conclusión a la que llegué después de leer
sobre Mandela y Ubuntu, y así se lo comenté a Álvaro después de charlar y que
me pusiese al día de sus últimos avances por Kibera. “Ponlo por escrito,
colabora con una entrada para el blog”, me dijo. Pues bien, aquí está, supongo
que es mi granito de arena o la mejor forma en que, dadas las circunstancias,
puedo colaborar con este gran proyecto que es Mas Por Ellos. ¡Mucho ánimo y a
seguir con el buen trabajo!
"La mayor gloria no es nunca caerse, sino levantarse siempre con más fuerza"
Pedro Quijano
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